¿Quiénes somos? ¿De donde venimos? ¿Hacia donde vamos? Todas ellas son cuestiones más bien típicas que en ocasiones hemos escuchado y que nos han planteado más de alguna duda en distintas ocasiones. Ahora bien, existe una idea que parece extendida entre todos nosotros debido a las grandes posibilidades y recursos actuales, esta no es otra de que somos más libres, poseemos libertad para escoger nuestro destino. Pero en muchas ocasiones, y más aún tras las primeras lecturas del curso, me cuestiono: ¿Es eso así? ¿Somos realmente libres?
Abarcar todas las variables sería un discurso infinito, propio de una saga de varios tomos, pero me contextualizaré en una sociedad desarrollada y con cierto acceso a recursos tecnológicos y de comunicación. Desde nuestros inicios, nuestros primeros pasos, somos seres dependientes de nuestros padres o familia cercana, no crecemos solos y descubrimos aquello que nos permiten descubrir, nos enseñan o tenemos en un contexto cercano.
Seguimos creciendo, a través de un sistema educativo enmarcado legislativamente. Donde los docentes han sido formados siguiendo unas pautas universitarias y a su vez han sido fruto de otro sistema educativo propiamente enmarcado. La única elección reside en escoger ciertas ramas ya predefinidas y luego, quizá la decisión más importante en 18 años de formación, escoger que carrera universitaria vas a realizar. Con las falsas esperanzas de que ahora sí, el sistema cambia y estudias lo que siempre has deseado. No todas las áreas serán de tu agrado pero sigues adelante. Pasados los 20 años terminó tu formación universitaria para ser libre, ahora sí, de selección laboral o el camino a escoger.
¿Obligaciones? Ya hemos entrado en una edad, debemos tener un trabajo donde generar un sustento, quizá es el momento de plantearse crear una unidad familiar y un sinfín más de presiones sociales enmarcadas por el contexto. Es decir, ¿Realmente somos libres? Quizá vivimos en un sistema donde los recursos que parecen ser los que más libertad nos ofrecen son una distracción ya sea formativa o lúdica.
Quizá esté exagerando, pero quizá no y esto se repita en bucle generación tras generación donde parecemos copias actualizadas que mejoran lo anterior en aspectos que interesan. Pero puede que la libertad no resida simplemente en escoger entre unas opciones ya predefinidas, sino que sea una verdad escondida para mantener un control social que sacie intereses globales de poder.
Rubén Valls Aparici.
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